Por María del Pilar
A mis abuelos que me cuidan y
guían aquí, en la tierra;
y
a los que me protegen desde las estrellas.
Cuando se me pidió
que escribiera un artículo para esta fecha, la pluma quedó sobre el papel
quieta, inmóvil, inerte varias
veces, sin saber qué trazo hacer. Es que siempre ha costado expresar con
palabras lo que se percibe espiritualmente. Parece que éstas son insuficientes
y no logran demostrar con exactitud lo que en verdad se siente.
Y así me considero
hoy: atada a ciertas palabras y expresiones que no hacen justica a las figuras
que hoy recordamos.
Sin embargo, al
final, dimos rienda suelta a la fantasía y una historia surgió.