Por Lorena
Escucha
Patria amiga, atiende al verso humilde de esta pequeña voz.
Tus
hijos siguen unidos, pero perdidos entre el tumulto modernón. La voz de las
gentes buenas y sencillas no se escucha, de tanto que gritan los de arriba, de
tan aspaventoso que es su clamor.
Y
aturdido queda el pueblo por la alocada bulla que despiden las ideologías. Nos
zarandean, Patria querida, nos zarandean desde arriba…
Así
y todo, esta tierra linda que amamantó tantas figuras, por la Historia
reconocidas; que dio a luz tantas hazañas, fruto de verdadera valentía; así y
todo, estos paisanos remozados, sentimos cómo la tierra nos tira desde abajo. ¡Clama
que somos suyos! y desesperada tira de las raíces que muchos aún conservamos y
que ella guarda, temerosa a no soltarnos.
Así,
nos pulsa desde el suelo: reclamar a los de arriba. ¡Que la Patria está aquí
abajo! ¡que no se impone desde arriba!
Y
tus criollos desparramados, picoteando opiniones extranjeras… naufragando
ideales varios… ¡Por ellos también canto! Porque somos todos hermanos.
Los
recojo aquí en palabras, y los llamo a la cavilación. Es que también quieren a
la Patria pero no saben cómo es que eso se hace, cómo es que se demuestra tan
pura pasión. Harto ultrajado está el amor,
que no saben ni pronunciarlo, y en atropellada sensación, despuntan en
imprecación…
Su
patriotismo está todo junto, amontonado en su interior, y explota cuando el
corazón se les llena de alguna emoción. ¡Pero no saben encauzarlo! y se
despilfarra en cualquier actuación. Ay… Patria apasionada, ay… Patria
futbolera. Creen que pateando esferas en el aire y soltando papelitos que del
cielo toman su color, se juega, de esta estirpe argentina, el honor.
¡No
oyen a nuestros héroes, que gimen de dolor! ¡No oyen crujir la tierra
sollozando de aflicción!
¡Despertad
pueblo argentino! Atiende a la suerte tu región. Y en esta fecha indeleble,
recuerda lo que fundarla costó. Recuerda tu pasado, que eterna huella dejó,
marcando el rumbo de la reciente nación.
¡Recuerda
porque es tu deber! y la única manera de regresarla a su esencial dirección.
Bendita
cuna, que viste nacer a mis padres. Bendita cuna que atesoras en tus adentros
humildes, los molidos huesos de mis abuelos, y custodias los de mis
antepasados. ¡Vélalos amada Patria! consérvalos ansiosos hasta el fin. Hasta que
escuchen las trompetas y el llamado del Redentor. Hasta que vuelvan a ligarse
con la carne y a trabarse, ya sin colofón, al ánima que les dio vigor.
Adorada
nación de naturaleza campestre y austera. Que tuviste madre radiante y piadosa,
que procedes de la España valerosa, y que naciste con su unción. Que
crucificada con el Señor, luchaste por mantener tu linaje, digno y religioso,
en sucesivas luchas contra el invasor. Peleando desde dentro, contra tu hijo pródigo, liberal y masón; y contra
razas ajenas que presumían tenernos bajo su control.
Hermoso
país, mi Argentina. Raza de gauchos y de niños libres. Que a la sombra del
manto de la Virgen, floreces en bendición.
Madrecita
de Luján, no abandones a los retoños que al sur de América se han venido a
formar. Cuídanos, como lo haces desde el principio. Infunde en nuestros
corazones adormecidos, el antiguo ardor que un día nos consumió, en amor fuerte
a este suelo y a su tradición.
Ayúdanos
a que esta sufrida nación, sea reflejo de Perfección. Y llévanos a todos,
resguardados con tu intercesión, a la verdadera Patria del hombre, a la Patria
Celeste que Dios nos preparó.
¡Llévanos,
bienaventurada Madre de Dios! ¡Llévanos, que estos hijos tuyos, no desean nada
más, no descubren otro bien mayor!
Viva la Patria!!
ResponderEliminar"Hermoso país, mi Argentina. Raza de gauchos y de niños libres." EXCELENTE!!! muy lindo!!! !VIVA LA PATRIA Y VIVA LA TRADICIÓN!
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