Por Magdalena
En honor a Leopoldo Lugones.
Dedicado a mi hermana.
Poesía. Todo
lo que tocas lo conviertes en algo sublime. Poesía. Magia transformadora.
Poesía, centinela de la vida. Poesía, custodia de la esperanza. Poesía,
creadora de héroes y santos. Poesía, mímesis hablada del Ser Supremo. Poesía,
que conviertes a lo común en único. Poesía, esposa del triste. Poesía, hija del
dichoso. Poesía, flagelo del vacuo. Poesía, muerte del desesperado. Desahogo
del turbado. Arrullo de los niños. Besos del amante y del amado.
Poesía.
Palabras descriptoras de colores, sentimientos, seres. Poesía, regalo
primogénito que Dios le dio al hombre en el paraíso junto con el mandato de
nombrar la creación.
Poetas, nombradores
de las criaturas en sus significados más diversos y más contradictorios.
Poeta, el cosmos
te habla en diferentes lenguas. ¿No te habla acaso un árbol al mismo tiempo de
amor y de desesperación? ¿No fue en un árbol donde el Señor nos redimió y en un
árbol donde el traidor se quitó la vida?
Poeta, acosado
por la realidad que te invade y te habla, andas por la vida versificando las cosas.
¿Qué te dicen, poeta, las cosas? ¿Por qué a ti te revelan misterios que a los
hombres comunes nos callan? ¿Cómo haces para comprender el lenguaje de los
pájaros, y para descifrar el murmullo del río, del viento, del crujir de las
hojas? ¿Qué pincelada trazó en tu alma el Creador, para que por ella las cosas
penetren como por un caleidoscopio, multiplicándose sus formas y sus
significados? ¿Es lo que llevas en el alma una pincelada dulce o la marca de un
azote que te agobia? ¿Cuál es tu destino: el gozo o el calvario?
No calles
poeta. Por más que tu vocación por momentos se vuelva ácida y te arda, y te
queme las carnes, no calles. Te necesitamos poeta. Olvídate de ti y de la
herida de tu alma. Sabemos que te duele. Sabemos que no va a cicatrizar sino
allá donde las cosas no necesiten vestirse de tanta tierra para que las
entendamos. Solo allá se acabará tu pena. Pero mientras tanto, poeta, no
calles. Que la nada del mundo no se ciña a tus labios. Te necesitamos poeta.
Los hombres modernos, sumergidos en la vorágine de la vida, invadidos por
máquinas y por números seguimos necesitando tus versos de cielo, para dar a
nuestras almas una tregua con la chatura y el nihilismo de nuestro siglo. Por
ello, no calles poeta. Que tu garganta se te vuelva de sangre si es preciso.
Que se te paralice la mano que guía tu pluma, de
tanto escribir las cosas. Que se te llenen de sueño los ojos. Que te persigan
los apisonadores de adoquines. Que tu voz se quede muda de tanto gritar la
realidad. Pero nunca calles. Si callas no solo cargarás sobre tus espaldas el
no haber cumplido tu misión, sino que además serás responsable de que en el
mundo nunca más florezca un héroe.
Que tu poesía
llegue a los confines del orbe, porque cuando la
belleza se impone hasta la naturaleza se dobla a sus pies, rendida ante el
portento. ¿No sucede eso ante el atardecer, cuando la belleza deja su timidez para mostrarse y la
tarde se cae de asombro y la noche no se atreve a levantar la cabeza? ¿Qué no
harán los hombres que no son ni tarde y noche ante tus versos sagrados? El
inglés nos decía, lleno de verdad, que ciertamente necesitamos sacerdotes para
que nos recuerden que un día moriremos ¡Pero también necesitamos poetas que nos
recuerden que aún estamos vivos!
Gracias poeta,
por tus intuiciones hiperestésicas. Gracias poeta, por la verdad amarrada a tu
cintura. Gracias poeta, por mostrarme la realidad con la anchura que su belleza
reclama. Gracias poeta, por tu conexión directa con lo divino. Gracias poeta,
por tu angelical sentido de la realidad.
Gracias poeta, por tu agudísima alma. Gracias poeta, por las lágrimas que
viertes a oscuras y que solo el Creador percibe. Gracias, por enseñarme lo que
significa la Patria. Gracias, por hacerme escuchar las voces mudas. Gracias,
por encontrar palabras a mis sentimientos.
Por hacer hablar a las estatuas. Por descifrar el canto del cielo, el de la
tierra, el de el árbol, el del mar, el de la noche y la mañana, el de los
niños, el del llanto, el de la risa, el de los ojos enamorados. Gracias poeta
por entender un poco más a Dios y explicárnoslo a los hombres. Gracias por tus
preguntas de infinito. Gracias por tu alma sedienta de eternidad.
No calles
poeta. El mundo, necesita ser descifrado. Los hombres, necesitamos descifrar el
mundo. No calles. Dios necesita hablarnos. Nosotros, necesitamos oírlo. No
calles poeta. Inmola tu alma en un holocausto de belleza y que su aroma nos una
con el Cielo y la Deidad.
Breve pero conciso.Genial.Me gustó mucho
ResponderEliminarMuy hermoso!!
ResponderEliminarEl mundo necesita de la BELLEZA!! el hombre esta sediento de eternidad...
gracias por esta pagina y por regalarno estos escritos llenos de verdad y de bien...
Que DIOS los bendiga! ¡¡VIVA CRISTO REY!!