lunes, 11 de agosto de 2014

La Sinagoga


El 10 de agosto del año 70 d. C., el templo de Salomón en la ciudad de Jerusalén fue destruido por las tropas del general romano Tito. Desde entonces la Sinagoga conoció lo que llamamos "la Diáspora" y vaga por el mundo sin tierra, sin templo y sin ministros que administren su culto, condenada a ello hasta el fin de los tiempos por la perfecta justicia del Señor Dios que reina en las alturas.





La Sinagoga
La Iglesia y la Sinagoga (esculturas de Notre Dame)


Por María Trastámara

Un paño de sangre se posa en tus ojos,
un paño de niebla ciega tu mirar,
un lazo de hierro te ciñe las manos,
un trozo de hielo congela tu amar.

Cabeza desnuda de regias coronas.
El bastón quebrado te impide mandar.
Tu velo rajado y tus puertas ardiendo
y el sancta sanctorum sin cuna ni paz.

Fuiste en tu tiempo, bella cual ninguna,
coronas de oro supiste portar.
De Dios primogénita, la niña escogida
que enternece al Padre sobre las demás.

Te vistió tu Esposo con lujos de fiesta,
pensó solo a ti verte ante el altar,
y cuando volvió a renovar la alianza
tu agria soberbia no lo supo amar.

De la ley esclava y no ya señora
vives desde entonces sin sitio o lugar:
ardieron tus muros con el bravo Tito,
vives desde entonces  tu peregrinar.

Huérfana de padre, por falta de entrañas,
huérfana de tierra por infidelidad,
huérfana de hermanos por tu engreimiento,
huérfana de Dios por tu vanidad.
Huérfana de altares y de sacrificios,
huérfana de templo, también de ciudad,
de corazón huérfana y de la santa casta
que de sacerdotes rodeaba tu altar.

Yerras por el mundo con tus ojos ciegos
buscas un lugar donde descansar
esa es la condena por matar al Santo
y orgullosamente su sangre aclamar.

Solo cuando llegues, ciega Sinagoga,
con tus pies descalzos del peregrinar,
a Roma, la Eterna, con cabeza gacha
se abrirán tus ojos y podrás mirar.

Y verás entonces, con húmedos ojos
la Jerusalén vuelta a restaurar:
verás sacerdotes, verás sacrificios,
verás al Mesías que vino a salvar.


3 comentarios:

  1. La historia dice lo que sucedió pero la poesía tiene el poder de desentrañar la esencia, el deber ser de las cosas.
    “[...] la función del poeta no es narrar lo que ha sucedido, sino lo que podría suceder, y lo posible, conforme a lo verosímil y lo necesario. Pues el historiador y el poeta no difieren por contar las cosas en verso o en prosa. La diferencia estriba en que uno narra lo que ha sucedido, y otro lo que podría suceder. De ahí que la poesía sea más filosófica y elevada que la historia, pues la poesía narra más bien lo general, mientras que la historia, lo particular.” Aristóteles; Poética; 1451 a-b.
    Esto es lo que podemos vislumbrar en este hermoso poema.

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  2. Muy muy bueno... Impecable pluma.

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  3. Genial... Me encantó... Continúen así...

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