Por Lorena Campi
Para todas las almas
agonizantes, que están traspasando el umbral de la vida terrena a la
espiritual…
Hermana Muerte tanto eres temida,
profundo y silencioso es el misterio
que en Tí tenebrosamente abrigas.
Nos desprendes de esta inútil carne,
nos arrancas de nuestras familias,
nos quitas savia y cedemos inermes…
¡Oh, hermana, hermana querida!
tan funesta es tu dura estadía
que oscurece entera al alma y la enfría.
Si no mirase de lleno hacia arriba,
al Cielo eterno del que eres puerta,
hacia el gran amor de Dios y María…
Si no mirase, Muerte, si no gustase
de Dios la compañía, no sé
cómo podría yo ahora cantarte.
Vagas entre nosotros aguardando
la divina orden de llevarnos
al mundo invisible, dorso del mundano.
¡No me sorprenda, ¡oh, hermana mía!,
tu mano despiadada en pecado!
Más sí con mi lámpara encendida.
Pero dime, excéntrica Amiga,
Ángel oculto y de penosos ojos,
¿no sufres por mirar nuestras partidas?
¡Oh, Muerte hermana! ¡oh, luz implacable!
¡insólita Amiga y compañera!
¡Apiádate! Y ven a ser Madre…
…dános a luz aún después de vivir.
Pues, para nacer a la Vida Nueva,
extraño parto debemos sufrir…
EXCELENTE.-
ResponderEliminarEncantadoras palabras...
ResponderEliminarEXCELENTE Y RECONFORTANTE!
ResponderEliminar