lunes, 8 de diciembre de 2014

Adviento




Por Magdalena Ale


El mundo, oscuro de males,
esperaba al mesías.
El alma, ansiosa de cielo,
a su esposo amado ansía.
Y la Iglesia, expectante,
espera la Parusía.

Esperar con celo ardiente
y con lámpara encendida.
Esperar con fe creciente
y con ojos de vigía.
Esperar pacientemente
y con trajes de delicias.
Esperar prudentemente
al Niño que se avecina.

El mundo, el alma , la Iglesia
esperan a tu venida,
Niño que de repente
irrumpes en nuestras vidas.

Niño que portas cruz
y que hacia la cruz convidas,
Niño que eres sacrificio
y que al holocausto invitas,
Niño aguardado por todos,
Niño de la sien bendita:
¡Rompe de una vez por todas
el suspenso de la vida!
¡Que nazca el Niño en Belén
para que el mundo sonría!
¡Que el alma portando joyas
a su amado esposo siga!
Y que, según prometiste
a los hombres en sus días,
tu voz en el tiempo irrumpa
con señas definitivas
y venga a nosotros tu Reino
al fin, en la Parusía.


1 comentario:

  1. Bellísimo! con la sencillez y simpleza que requiere lo sublime...lo sagrado..

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